Maria Atkinson

María W. Atkinson

"Aqui No Hay Dudas"

Nació en Álamos, Sonora, México, el 2 de septiembre de 1879. En su vida temprana quedó huérfana de padre y madre; en 1900 contrajo matrimonio, 4 años después enviudó. En 1920 contrajo matrimonio con un norteamericano de nombre William Atkinson.

En el año de 1924 la Hna. María enfermó gravemente de cáncer y fue desahuciada por los médicos de aquel entonces. Su sirvienta, la Hna. María Ibarra le habló de Jesucristo el Sanador. En esta forma nuestra amada hermana encontró su sanidad corporal y su salvación. Tiempo después, se convirtió en Predicadora de la Palabra de Dios. En 1926, Dios le habló y aceptó ir a predicar a México; desde ese año, ella, dejándolo todo, se entregó a predicar tiempo completo en México.

De 1926 en adelante, evangelizó la Cd. de Nogales (auxiliada por el Hno. Timoteo Anaya), Santa Ana, Hermosillo y Cd. Obregón (Todos en el Estado de Sonora, México). Desde 1926 hasta 1963, nuestra hermana Atkinson estuvo viniendo a Sonora con el afán de promover la Obra de Dios. Para 1930, la Obra estaba ya arraigada en Cd. Obregón y más tarde se organizaría, pero desde esta fecha, por lo menos, se debe reconocer el mérito del trabajo que nuestra Hermana incondicionalmente realizó bajo la voluntad del Señor, el cual hoy nuestra amada Iglesia se digna en representar.

Entre las historias que se cuentan de ella, estan la de que una vez al encontrarse construyendo por sí misma una barda de lo que hoy es la Iglesia Central de Obregón, Sonora la barda se vino abajo y cayó totalmente encima de ella, los hermanos que encontraban por allí se acercaron para ayudar, pero grande fue su sorpresa cuando vieron que ella se levantó para seguir "pegando" ladrillo y con una sonrisa les animó a seguir adelante.

En otras de ellas, nuestra hermana se encontraba durante un servicio predicando la palabra de Dios cuando todos los presentes atónitos, miraban como un "escorpión" se subía por entre sus ropas, ellos esperaban que ella hiciera algo al respecto o que definitivamente cayera, víctima de su picadura, pero quedaron atónitos cuando veian caer aquella "alimaña" totalmente muerta, mientras ella seguía predicando.

Generalmente, a un cuartito que habia enseguida de la Iglesia Central le llamaron "La Casa de la Princesa" donde según cuentan, a veces ella se encerraba por días por estar en constante oración y comunión con el Señor.

En octubre de 1963 nuestra hermana partió con el Señor a su Hogar Celestial.

En su sepulcro se leen las palabras de este epitafio: AQUI NO HAY DUDAS

Por Obed Castro